4.7.16

Comentarios sobre una muestra que podría ser otra / Ángela Perdomo

Ya desde la formulación presentada a la convocatoria para la selección de la Curaduría a la XV Bienal de Venecia, la propuesta para el envío uruguayo provoca la atracción de posibles inexplorados caminos para el pensamiento. 
Hace tiempo que para las Bienales de Arquitectura de Venecia se proponen consignas que buscan contribuir a la reflexión, más que a una muestra ordenada de realizaciones destacadas, todas estas ya posiblemente conocidas por los cada vez más accesibles medios de difusión.
Es así que "Reporting From The Front",  estableciendo un punto de vista, indicaba una dirección para la mirada, que podría ser interpretada de muchas maneras, lo cual constituye la atracción fundamental de la convocatoria.

Los NO iniciales

La presentación, introducida a través de 10 consignas que tratan de explicar lo que  NO se busca en la muestra, más allá que parecería estar respondiendo a una entrevista inoportuna, no deja de ser un recurso llamativo.
Pueden ser leídas como desafiante alusión a otras posibilidades descartadas, que ubican en la oposición a quienes discrepando, se sienten en cierta forma interpelados. Tal es el caso -entre otros-, de autores de anteriores ediciones de la Muestra Uruguay, que no logran evitar la emocional comparación con sus oportunamente reconocidas curadurías, como si estuvieran concursando otra vez.
Pero también -y capaz que en el otro extremo-, las consignas tan rotundamente explicativas, pueden ser interpretadas como una posición de honestidad, tratando de definir los caminos transitados y alertando a la vez, de las posibles decepciones.
Entre ambos extremos existen múltiples variantes interpretativas, que permiten concluir lo obvio del titulo: ya que la muestra siempre  pudo ser otra de acuerdo a las variadas opiniones que la misma sea capaz de despertar en las distintas subjetividades movilizadas en torno a este tipo de eventos.

Esta muestra
Contrariamente a las críticas más encarnizadas a lo expuesto, que encuentran argumentos en dimensiones tan variables como el plagio artístico, la falta de esfuerzo que encierra la alusión a un producto fruto de reuniones entre amigos en horas libres, o la excusa de los estrechos recursos económicos disponibles, lo cierto es que esta introducción voluntariamente explicativa es tal vez, por aspectos más formales que de contenido, lo más corregible de la presentación.
No obstante, su posición voluntariamente desafiante, no deja de ser coherente con la esencia del mensaje contenido. Y a la luz de algunos comentarios maliciosos, parece haber cumplido una función necesaria.

Lo que importa
La muestra pone sobre la mesa cuestiones que son un oportuno pretexto para ponernos en sintonía con la consigna general de la Bienal.
Ante condiciones extremas donde los seres humanos se enfrentan a la vulnerabilidad de su condición, donde la muerte --ya no como idea sino como experiencia propia o ajena--, se hace potencialmente inmediata, se sacude toda cuestión culturalmente aprendida y se despliegan recursos impensados de organización y aprovechamiento de los recursos disponibles. Es entonces, cuando “los de afuera son de palo”.

La sensación de desnudez envuelve también a quienes --como testigos--, ven que esas dos situaciones disímiles al ponerse juntas, demuestran la puesta en práctica de simultáneos sentimientos de rebeldía y colaboración como herramienta final para combatir la hostilidad exterior. Dos cualidades olvidadas tal vez, pero que identificarían cierta condición oculta en el espíritu de una “uruguayez” dormida en la resignación o complacencia de pertenecer a una geografía indudablemente poco trascendente en el concierto internacional.
Construir refugio donde la naturaleza encarnizadamente lo niega o descubrir itinerarios urbanos de ocultamiento social, implica una transgresión a lo conocido que moviliza acciones humanas reveladoras para el pensamiento arquitectónico ortodoxo. Desde el aprovechamiento energético que preserva el calor corporal necesario para sobrevivir a temperaturas nocturnas de 30 grados bajo cero, transformando un material de fuselaje aeronáutico en prótesis-caparazón aislante, hasta diseñar sistemas de conexión y circulación a partir de infraestructuras urbanas subterráneas, descubriendo los elementos constitutivos de una ciudad “otra” que transcurre en las entrañas de la ciudad oficial.

A poco que nos acerquemos, la propuesta cumple con la misión de cuestionar la disciplina, descarnándola y transportándonos nuevamente a su origen. A ubicarnos –desnudos de certezas--, “en el frente” de la batalla, sin las falsas seguridades cotidianas de las asignaturas aprendidas. Nos instala allí donde “la fama es puro cuento”.[1]
Mirados en el espejo de situaciones extremas que vivieron uruguayos no hace tanto tiempo y que siguen viviendo diariamente millones de personas en el mundo, se produce el REBOOT al que esta nada inocente muestra --aparentemente tan despojada--, nos somete.

Para quienes no tienen la oportunidad de visitar la Exposición en Venecia, siempre resulta interesante la lectura del catálogo que acompaña la muestra.
En esta oportunidad, particularmente disfrutable es la calidad de los contenidos y la valoración agregada a las condiciones materiales de la muestra.
En el se conjuga la riqueza intelectual de un siempre cautivante Gabriel Galli, con la erudición de Roberto Fernández puesta al servicio del relacionamiento con el pensamiento arquitectónico internacional, así como con la capacidad de Marcelo Danza para convocar inteligentemente a compartir la emoción encerrada en estas dos insospechadas lecciones de arquitectura.

Ángela Perdomo





[1] Mi vieja viola. Tango 1932. música y letra Humberto Correa

Más sobre la muestra se puede leer en este enlace.
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9.9.15

Pablo Frontini: Arquitectura Moderna y Calidad Urbana, la obra de Raúl Sichero

La Tesis Doctoral realizada por el Prof. Pablo Frontini Arquitectura Moderna y Calidad Urbana, la obra de Raúl Sichero, que fuera expuesta por su autor en una conferencia en el Taller la semana pasada, puede ser descargada desde el siguiente enlace: sichero.
La Tesis fue realizada en la Universitat Politècnica de Catalunya, Departament de Projectes Arquitectònics, y fui dirigida por el arquitecto Helio Piñón.
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16.4.13

Zizek y la Utopía


"Para mí la utopía política verdadera no es un sueño, es inventar una nueva forma de vida para poder sobrevivir. Así todas las utopías auténticas son, en ese sentido, un producto de la emergencia"
Intervención del filósofo esloveno Slavoj Zizek en Buenos Aires.
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13.12.12

La vida es un soplo. Oscar Niemeyer

“La vida es un soplo. Todo acaba. Me dicen que después que yo muera, otras personas verán mi obra. Pero esas personas también morirán. Y vendrán otras, que también se irán. La inmortalidad es una fantasía, una manera de olvidar la realidad. Lo que importa, mientras estamos aquí, es la vida, la gente. Abrazar a los amigos, vivir feliz. Cambiar el mundo. Y nada más”
Oscar Niemeyer
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15.10.12

4.4.11

Velázquez - Echevarría - De Souza / Procedimientos diagramáticos

Este es el libro, en versión digital, producto de la investigación "Procedimientos diagramáticos, indagatoria sobre las metodologías proyectuales contemporáneas", realizada por Raúl Velázquez, Luciana Echevarría y Lucio De Souza.



Cartografía final

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20.3.11

Zigmuntg Bauman / Modernidad Líquida

El libro Modernidad Líquida, del pensador polaco Zigmuntg Bauman, que se puede leer en línea o descargar.
"En el planteamiento de Bauman la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo.

Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que éstas parecen estables desde un punto de vista externo pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante.

Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida.

La identidad se configura como una responsablidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorealización y que además está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía.

Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, sólo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente."

Se accede al libro siguiendo este enlace: Modernidad Líquida, 
o se lee desde aquí mismo:

Bauman Zygmunt - Modern Id Ad Liquida
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20.1.11

Angela Perdomo / La densidad de la vida

En el mes de diciembre pasado, salio en Patio un comentario sobre el Pabellón de Uruguay en la Bienal de Arquitectura de Venecia en el cual el autor reivindicaba --no queda muy claro si con convencimiento o resignación – la contemporánea cultura de la imagen.1

Mundo de imágenes que se vuelve irrenunciable para el autor, al reconocer que la fotografía como herramienta de registro de la arquitectura, --en tanto ésta es un hecho físico reproducible en dos dimensiones--, pasaba a ser un instrumento esencial en el aprendizaje de la disciplina.

Es posible coincidir desde el momento que para saber, es necesario conocer. Una forma de conocer es fotografiar.
Pero para conocer no alcanza con mirar. En tal sentido, la fotografía implica una forma especial de mirar que tiene que estar acompañado de la intencionalidad subjetiva que transforma el simple ejercicio visual en percepción.

Así la fotografía es un ejercicio intelectual que transciende la mera técnica del registro más o menos habilidoso de captar la luz que define los volúmenes y las formas.
Detrás del lente, existe la mirada que transforma la imagen en tema.
Marshall Mcluhan –citado por el autor de la nota--, no confunde medio con mensaje, sino que explica como la prolongación de los sentidos por algún nuevo instrumento técnico afecta la percepción humana, sus conocimientos, sentimientos y valores.2
Lo cierto es que la fotografía es una magnifica herramienta de registro y bien utilizada, trasmite mucho más que la simple imagen que se puede sacar de Internet. (Seguramente realizada por profesionales idóneos en fotografía y con equipos y lentes más apropiados).
El viajero aprende vivencialmente. La fotografía es el registro de la vivencia.
El fotógrafo registra un instante de la vida exterior y la traduce en una forma de ver que se completa cuando otro descubre a través de su personal interpretación, lo que ese tema le sugiere.
Por eso la fotografía se transforma en vehiculo cultural, que trasciende la imagen por la densidad de la vida que registra.

Allí, en las múltiples dimensiones del registro, se esconde el valor cultural que encierra el decodificado significado del mensaje.

No alcanza con ser buen fotógrafo para aprender sobre algo. La cámara solo es un instrumento que congela la imagen de la vida misma.
Pero a partir de la imagen existen las múltiples percepciones, sentimientos y emociones de quienes decodifican el mensaje, que son tanto o más valiosos de la habilidad técnica para captarla.

En relación a este asunto de la imagen, el tema y la fotografía --que resume a ambas introduciendo un nuevo elemento que entra a girar en el mundo cultural al que pertenecemos--, quisiera hacer una pequeña digresión hacia otro campo que ilustra algo la cuestión.

Hoy podemos ver la imagen de a una querida colega y docente de la Facultad de Arquitectura --cuya desaparición física luego de una larga enfermedad, nos ha conmovido a todos hace pocos meses--, a través de su registro por la cámara de un fotógrafo que ha conseguido el máximo galardón, en el marco del 54º Premio Nacional de Artes Visuales.

La obra –expuesta en el Museo Nacional de Artes Visuales--, “registra las últimas instancias de la vida de una persona con una enfermedad terminal” tal como definen el tema los comunicados periodísticos.

Si la arquitectura puede ser un tema de registro, sin duda su valor reside mucho más por la densidad que obtiene al ser objeto de apropiación social. Ni que decir de la vida de Bea.

Para algunos espectadores involucrados, la peripecia de Beatriz, que nos duele tanto, convertida en tema de competición artística, ha valido en el mercado de los reconocimientos públicos, 10.000 dólares.
Cualquiera puede verla en el supermercado del arte de un museo contemporáneo.

No es el lugar ni el momento de entrar en la discusión de si el motivo del “artista” ha sido rendir un homenaje. Si denomina su obra con el título “chau Bea” para cerrar –con lo que él sabe hacer—un capitulo doloroso y exorcizar el tema de la muerte, o es una irreverencia a la intimidad de quien no puede ya dar su consentimiento

Pero lo cierto es que el tema es por lo menos discutible desde la sensibilidad de un espectador diverso, que puede verlo como una excelente fotografía, un simple –o capaz que valioso por lo emotivo—registro de un acontecimiento penoso, o un acercamiento lamentable a la intimidad ajena.
Y esa discusión puede sí convertirse en hecho cultural.

Porque la cultura no la hacen solo los buenos fotógrafos. La hacemos todos aceptando o rebelándonos frente al contenido que se nos propone.

En este mundo contemporáneo donde por suerte hemos entendido la riqueza de la diversidad y complejidad de enfoques posibles, podríamos decir que todo vale.
Pero no vale lo mismo.

El valor se lo damos cada uno de los actores de una sociedad construyendo nuestros valores compartidos. Y en esto se juega nuestra calidad como sociedad y nuestra obligación militante con la construcción colectiva de cultura.

Notas:
1. En referencia a la Propuesta de Uruguay del Pabellón de Venecia de éste año, Nicholas Sibille, lector de PATIO, comparte su artículo Ojo.
2 Marshall McLuhan (1964). Understanding Media: The Extensions of Man. New York: McGraw-Hill.
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19.1.11

Angela Perdomo / Cuando todo tiempo pasado fue peor o la vaca explicada

Artículo publicado en Patio en diciembre 2010.
Cuando la Universidad acepta un encargo desde alguna institución externa, lo hace considerando las cualidades del mismo para generar conocimiento que derrame en sus ámbitos específicos.

En tal sentido, aceptar el encargo del Ministerio de Educación y Cultura para decidir y coordinar la forma y el contenido de la participación de Uruguay en la XII Bienal de Arquitectura de Venecia supone un doble desafío: obtener el mejor producto que represente al país, y a la vez generar interés y discusión disciplinar en la Facultad de Arquitectura.

Por eso es de celebrar que aparezcan voces que desde el análisis crítico de las propuestas impulsen el debate que la mayoría de las veces –por mala costumbre, innecesario respeto al fallo de un Jurado o simple apatía–, sabemos ausente.

El artículo aparecido en Patio con el titulo “Bonjour tristesse – Notas (críticas) sobre la arquitectura en Uruguay” que es parte de la muestra ’100 obras y 10 años de Arquitectura Contemporánea en Uruguay’ presentada en el IAAC de Barcelona, merece ser atendido. No solo por la iniciativa de escribir, sino por el involucramiento que supone y los caminos de nuevas prácticas de intercambio cultural que abre.

Invita a leerlo e intentar darle continuidad entablando una suerte de diálogo con esta respuesta, que esperamos sea seguida de otras.

No existe obra ajena a quien la interpreta

En sus notas críticas al Pabellón de Uruguay en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2010, los autores de una propuesta –que denominaran “Grand Tour” –, hacen algunas precisiones de opinión sobre la curaduría y el contenido finalmente elegido: cinco narrativas: cinco edificios.

Sin ceder demasiado a la tentación de hacer una crítica de la crítica, es inevitable reconocer que distan de ser “Notas críticas sobre la arquitectura uruguaya”, como reza un tanto pretenciosamente el título.

Paradójicamente, la única arquitectura aludida–y que puede despertar la curiosidad del lector que no ha visto la muestra–, es precisamente, la que incluirían los cinco edificios que la misma contiene y a los que se alude tangencialmente para fundamentar lo inapropiado de la elección curatorial.

Muy bien redactada, la comunicación ensayada es valiosa porque intenta una crítica que no logra esconder –por más citas cultas que incluya–, su condición de estar fundamentada en la propia subjetividad, lo cual es inevitable como acercamiento honesto a la apreciación de cualquier cosa.

Revela el legítimo reclamo de quien desea tener un lugar en un presente que estima le pertenece, pero que le parece que la muestra no representa.

En tal sentido, el equipo autodenominado Fabrica de Paisaje, trabaja bien, no escatima esfuerzos y busca un reconocimiento que generalmente recibe.

En este caso describe las razones de por qué la muestra elegida no es apropiada a través de lo que llaman “las estrategias de la vaca” que dice son tres: Desvalorización disciplinar, Inconsistencia productiva y Anestesia contingente y pasa luego a describir las virtudes de su propuesta Grand Tour aludiendo a la posible existencia de un catálogo donde la misma, resulta autodefinida como “filialmente disciplinar y decididamente optimista”.

Hasta aquí el contenido que puede ser interesante discutir.

La vaca explicada

La muestra trasciende la anécdota de los cinco edificios y su circunstancia histórica, para hablar en el lenguaje de la Arquitectura (con mayúscula: por disciplina, por área del conocimiento Universal, por actividad imprescindiblemente humana, aun sin arquitectos-intérpretes).

Trasciende también la interpretación de si la alfombra es o no pieza arquitectónica.

“¿Pero qué (o cómo) podemos confrontar cuando nos referimos a una modernidad pasada, hurgando en las sombras de edificios e historias de otros tiempos?” se preguntan alarmados los autores del artículo.

En la muestra elegida para representarnos en la Bienal 2010, las obras son el vehículo para hablar de Uruguay participando en el mundo de la Arquitectura, a través del despliegue sutil de la anécdota de la visita de Le Corbusier al Río de la Plata, aludiendo con maestría, a esos términos tan manidos de lo global y lo local, que son la esencia de la fusión fundante de nuestra cultura.

Solo suscribiendo una valoración de las obras a través de una catalogación cronológica de las mismas, se podría entender que la muestra intenta una “…cabalgata nostálgica a un ilustre y próspero pasado”.

Porque siendo cierto que las obras fueron ejecutadas en el pasado no reciente, las mismas pertenecen a diferentes periodos, no responden a una “modernidad redux”, ni tienen un patrón que permita hacerlas parte de una categoría a priori. Y es esa precisamente una apertura polisémica que dificulta lecturas lineales y enriquecen el planteo.

Son ejemplos desafiantes a la imaginación de relaciones aleatorias, invitan a la participación cómplice del intérprete que gusta de explorar sentidos propios y lejos de despertar tristeza, provocan el involucramiento del espectador inteligente.

Si algo tiene la muestra es que no es nostálgica, por más que pueda decirse que las obras –que dan lugar a las narrativas que son lo verdaderamente sustancial de la propuesta: hablar de la vida de la arquitectura en relación a la vida de la gente–, fueron construidas en otros momentos de la historia del país que no es el presente.

Aunque sí son contemporáneas, en tanto viven aún entre nosotros y forman parte de nuestro paisaje cultural arquitectónico. Tal vez intencionadamente diferentes, son tectónicamente fuertes y tienen trayectoria histórica y vida presente.

A la vez, “el inadvertido visitante”, que los articulistas intuyen incapaz de reconocer cualquier referencia culta, recuerda al personaje del típico turista de comedia hollywoodense que encuentra que en Europa “todo es muy viejo”. Solo un personaje así confundiría la poética alfombra del pabellón de Uruguay, con el resto inanimado de una comida propia de los salvajes habitantes del subdesarrollo.

La alfombra es una artefacto creado como pavimento, elemento intermediador entre la tierra y el hombre. Su sola presencia define un lugar, un encuentro, un dejarse estar. Antropización del espacio natural, nace con el deseo mismo de habitar. Es un dispositivo relevante en el hábitat humano desde la antigüedad al presente, tanto desde el punto de vista físico como simbólico. Define en algunas culturas la parcela de identidad del hombre, su relación con los otros y hasta su relación con Dios. Es apoyo, abrigo, texto.

“5 narrativas, 5 edificios” no es para nada “autista y autónomo”.

Es culturalmente inclusivo. Habla de la arquitectura en términos globales y locales.

Independientemente de la época en la cual fueron construidos los edificios, habla del Uruguay en términos de Arquitectura y su participación en la creación de la nacionalidad a través del trabajo de la gente y del encuentro.

La arquitectura expuesta es Arquitectura y es uruguaya. Son realizaciones en clave local, la mayoría realizadas en momentos en que Le Corbusier, símbolo por antonomasia del arquitecto creador –europeo de nacimiento–, no sólo supo valorar y conservar una artesanía rioplatense que acompañó su vida doméstica, sino que pensó libremente en las oportunidades arquitectónicas de un rincón inexplorado de la geografía cultural de la época.

Uruguay, un país extraño y semejante, parece querer decir la muestra al concierto internacional convocado a la Bienal. Remoto, casi exótico, casi europeo. Extraña mezcla de culturas que permitieron que cuando tuvo que hacer arquitectura moderna, fuera creativamente tan criollo como internacional.

No son contemporáneos sus autores, ¿pero acaso eso importaba para ilustrar la consigna “people meet in architecture”?

La Bienal de Venecia no es ni nunca ha sido un atajo para construir un catálogo de arquitectura contemporánea. Por el contrario, procura dejar la libertad de expresión de cada país participante en la elaboración de una respuesta a una temática abierta a múltiples interpretaciones que hagan pensar, más que mostrar lo que –hoy más que nunca—, rápidamente se conoce y se difunde por otros medios.

El Grand Tour

Si la vaca llegara a necesitar explicación, ni que decir de la propuesta Gran Tour.

Con la ventaja de que el “inadvertido visitante” se encontraría con algo parecido a una “instalación artística”, donde podría internarse en el leit motiv del pabellón: un árbol invertido hecho en tanzas de cuyo extremo cuelgan monóculos.

¿Cuántos monóculos llegará a apreciar tal visitante antes de reparar en que todas contienen fotografías de arquitectura, mayormente europea, mayormente conocida, mayormente ya publicada?… ¿Dos?, ¿Tres?

La mayor emoción del pabellón de Uruguay sería ver una vista completa o fragmentada de la Ville Savoye con un solo ojo.

No escapa a quien estas líneas escribe que este comentario parece realizado con malicia, pero de las múltiples lecturas posibles de una propuesta, ésta no deja de ser una de ellas, tal como lo es mirar la propuesta efectivamente realizada, con el lente de “las estrategias de la vaca”.

Es distinto ser criollo a ser hijo bastardo, aunque a veces se parece.

Sentirse bastardo implica mirar con admirada envidia las realizaciones de un mundo donde no se tuvo la suerte de nacer. Intentar por todos los medios de que se sepa que uno pertenece a esa familia que no le reconoce. Desear pasar desapercibido en su malhabido nacimiento sudaca y mirar –aunque sea por un solo ojo—, lo que vería desde la ventanilla del tren si hubiera nacido en Londres, en la época del Grand Tour.

Podría considerarse simpática la inclusión de la experiencia viajera de los estudiantes de arquitectura uruguayos.

“Navegar es preciso” en todos los momentos de la vida. Poderlo hacer por tanto tiempo, con juventud y optimismo, no deja de ser una privilegiada zambullida en la cultura del mundo. Visión sincrónica y vivencial.

Pero mirar por el monóculo arquitectura fotografiada en un viaje o sacada de una publicación, no sólo es limitada y provinciana experiencia, sino que rebaja la inteligencia del viajero aludido a la sola y reducida capacidad visual frente a una estampa inanimada. Con un solo ojo –además–, minusválido hijo bastardo que recorre la lujosa sala familiar sin tocar, sin hacer, sin experimentar nada.

Personas de culturas diferentes construyeron en momentos diferentes el Uruguay que hoy, con inteligencia, se mostró al mundo en el pabellón de la XII Bienal de Arquitectura de Venecia.

Faltó la referencia contemporánea en términos de realizaciones presentes, es cierto. Pero volviendo al viaje de los estudiantes, aparte de las fotos que se traen, ¿existe una nueva arquitectura uruguaya creada a partir de tan valiosa experiencia?

¿Existen en la actualidad nexos reales que vinculen la realización profesional con el viaje de Arquitectura?—se preguntaría tal vez el inadvertido visitante.

Encontrar esos rastros posibles de identificar, sería quizás un buen tema para ilustrar la muestra de la próxima Bienal de Arquitectura, si se desea vincular los grupos de viaje con la arquitectura contemporánea.

Seguramente en ella podrían figurar las obras del equipo Fábrica de Paisaje, llamado a escribir una nueva página de la arquitectura nacional por mérito propio bien ganado.
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25.10.10

Angela Perdomo / El Taller en revista Trazo

Recorre los espacios de la facultad, nos acompaña agazapada en nuestros pensamientos cuando vamos a casa, al estudio, a la oficina. Es una compañera esquiva: nos produce felicidad cuando creemos alcanzarla y angustia cuando convocada, no responde.

La creación es un fantasma etéreo y seductor que reconocemos como componente de nuestras vocaciones, inherente a nuestros saberes. Nos condiciona, nos define, nos inquieta y nos perturba.
Aún ausente, está presente en la hoja en blanco, la partitura vacía, el lienzo impoluto, la piedra para tallar…

No es por tanto exclusiva de la Arquitectura. Ni siquiera de algunos arquitectos. No se nutre de la fama circunstancial que interesa a los cultores del marketing.
Tampoco es una cualidad ni un conocimiento que se adquiere de una vez y para siempre.

Cada persona tiene esa capacidad innata producto de sus sentimientos, pensamientos e imaginación. No se elige ser “creador” ni se puede comprar la condición “creativa”. La creatividad (si bien viene dada en el sujeto), se estimula y se cultiva.

Se pone en juego al momento de imaginar algo que aún no ha sido, algo que está en proceso de “ir siendo”. Algo que tal vez---y solo tal vez--, podrá ser posible en la siempre constante incertidumbre del futuro.

Pero no juega en el vacío. Necesita el frontón que constituyen las vivencias y los conocimientos previos a partir de los cuales se re-produce y desarrolla.

La arquitectura como oficio o profesión, es una parte del trabajo social que hacen quienes se han entrenado en la comprensión y resolución de los problemas del hábitat humano. Necesita articular saberes de otras disciplinas y responder a demandas externas que provienen del medio social en el cual actúa.

Pero también responde a demandas internas, propias de su ámbito dentro del conocimiento humano, que le exigen cuestionar las estructuras convencionales de interpretación de la realidad y aceptar la incertidumbre como componente de sus quehaceres.

Para ello, cuenta con un tipo de pensamiento específico: “el pensamiento proyectual”, que
es un tipo de pensamiento que trabaja con multiplicidad de datos, a través de una trama de relaciones que vinculan aspectos espaciales, técnicos, prácticos, sociales y simbólicos.

Manejando la heterogeneidad, la interacción y el azar, el pensamiento proyectual cumple con las tres condiciones que señalara E. Morin para el pensamiento complejo: es dialógico, recursivo y holográmico.1
Configura sus primeros conceptos expresados en lo que se ha dado en llamar “ideogramas”, que no necesitan ser coherentes ni seguir reglas precisas, salvo cuando alcanzan su madurez y su posible representación codificada en el dibujo técnico.
Ese paso: del concepto a la forma, es lo que llamamos proceso de diseño.

Reconocida su complejidad, podemos abordar nuestro trabajo con la seguridad de que el camino, y ya no solo el resultado, habrá de ser desafiante y enriquecedor. Liberados de la necesidad de alumbrar la idea única, óptima y genial, se puede investigar distintas formas de producción de pensamiento proyectual, a través de la confección de nuevos marcos conceptuales o estrategias de diseño.

En tanto universitario, el arquitecto no solo adquiere las herramientas del oficio sino que debe-puede crear nuevas formas de operar.

Es sabido que el conocimiento se construye colectivamente en función del interés subjetivo de cada uno de los componentes del grupo. Nadie viene vacío de experiencias e intereses. En reconocimiento de ello, en el Taller buscamos construir el terreno fértil donde esa capacidad de imaginar, se despliegue.

La arquitectura y los arquitectos que nos interesan son aquellos que aportan algo al conocimiento, a la emoción, a las subjetividades interrelacionadas en una cultura compartida.
No nos interesa seguir “la moda” complacientemente. Pero sí nos interesa la moda en tanto referente de novedad capaz de aportar antecedentes para alimento de la creación proyectual presente.

En un mundo crecientemente urbanizado e intercomunicado, el territorio de la arquitectura es todo el mundo. Pero la arquitectura no existe solo cuando logra concretarse en el medio material y físico externo al sujeto. Nace y se desarrolla desde el pensamiento a través de la imaginación. Es así, un producto privilegiado de la fantasía.

Hay arquitectos compositores de valiosas partituras aun cuando nunca hayan construido su obra. Y hay arquitectos que son magníficos intérpretes. Unos y otros contribuyen a crear la música con la cual el mundo se despierta cada día.

1 Referencias:
Morin, E. (1990/98) “Introducción al pensamiento complejo”.Barcelona Edit. Gedisa.
Algunos conceptos son más extensamente tratados en Ben Altabef, Clara G.”Heurística en lo proyectual (…)”
Universidad Nacional de Tucumán/FAU. http://www.arqchile.cl


Texto publicado por Angela Perdomo en el último número de la revista TRAZO en el espacio destinado a cada uno de los talleres de la Facultad
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