Ya desde la formulación presentada a la convocatoria para la selección de la Curaduría a la
XV Bienal de Venecia, la
propuesta para el envío uruguayo provoca la atracción de posibles inexplorados caminos para
el pensamiento.
Hace tiempo que para las Bienales de Arquitectura de
Venecia se proponen consignas que buscan contribuir a la reflexión, más que a una
muestra ordenada de realizaciones destacadas, todas estas ya posiblemente conocidas
por los cada vez más accesibles medios de difusión.
Es así que "Reporting From The Front", estableciendo un punto de vista, indicaba una dirección para la mirada, que podría ser interpretada de muchas maneras, lo cual constituye la atracción fundamental de la convocatoria.
Los NO iniciales
La presentación, introducida a través de 10 consignas
que tratan de explicar lo que NO se busca en la muestra, más allá que parecería
estar respondiendo a una entrevista inoportuna, no deja de ser un recurso
llamativo.
Pueden ser leídas como desafiante alusión a otras
posibilidades descartadas, que ubican en la oposición a quienes discrepando, se
sienten en cierta forma interpelados. Tal es el caso -entre otros-, de autores
de anteriores ediciones de la Muestra Uruguay , que no logran evitar la
emocional comparación con sus oportunamente reconocidas curadurías, como si
estuvieran concursando otra vez.
Pero también -y capaz que en el otro extremo-, las
consignas tan rotundamente explicativas, pueden ser interpretadas como una
posición de honestidad, tratando de definir los caminos transitados y alertando
a la vez, de las posibles decepciones.
Entre ambos extremos existen múltiples variantes
interpretativas, que permiten concluir lo obvio del titulo: ya que la muestra
siempre pudo ser otra de acuerdo
a las variadas opiniones que la misma sea capaz de despertar en las distintas
subjetividades movilizadas en torno a este tipo de eventos.
Esta muestra
Contrariamente a las críticas más encarnizadas a lo expuesto,
que encuentran argumentos en dimensiones tan variables como el plagio artístico,
la falta de esfuerzo que encierra la alusión a un producto fruto de reuniones
entre amigos en horas libres, o la excusa de los estrechos recursos económicos
disponibles, lo cierto es que esta introducción voluntariamente explicativa es
tal vez, por aspectos más formales que de contenido, lo más corregible de la
presentación.
No obstante, su posición voluntariamente desafiante,
no deja de ser coherente con la esencia del mensaje contenido. Y a la luz de
algunos comentarios maliciosos, parece haber cumplido una función necesaria.
Lo que importa
La muestra pone sobre la mesa cuestiones que son un
oportuno pretexto para ponernos en sintonía con la consigna general de la Bienal.
Ante condiciones extremas donde los seres humanos se
enfrentan a la vulnerabilidad de su condición, donde la muerte --ya no como
idea sino como experiencia propia o ajena--, se hace potencialmente inmediata,
se sacude toda cuestión culturalmente aprendida y se despliegan recursos impensados
de organización y aprovechamiento de los recursos disponibles. Es entonces,
cuando “los de afuera son de palo”.
La sensación de desnudez envuelve también a quienes
--como testigos--, ven que esas dos situaciones disímiles al ponerse juntas, demuestran
la puesta en práctica de simultáneos sentimientos de rebeldía y colaboración
como herramienta final para combatir la hostilidad exterior. Dos cualidades
olvidadas tal vez, pero que identificarían cierta condición oculta en el
espíritu de una “uruguayez” dormida en la resignación o complacencia de
pertenecer a una geografía indudablemente poco trascendente en el concierto
internacional.
Construir refugio donde la naturaleza encarnizadamente
lo niega o descubrir itinerarios urbanos de ocultamiento social, implica una
transgresión a lo conocido que moviliza acciones humanas reveladoras para el
pensamiento arquitectónico ortodoxo. Desde el aprovechamiento energético que
preserva el calor corporal necesario para sobrevivir a temperaturas nocturnas
de 30 grados bajo cero, transformando un material de fuselaje aeronáutico en
prótesis-caparazón aislante, hasta diseñar sistemas de conexión y circulación a
partir de infraestructuras urbanas subterráneas, descubriendo los elementos constitutivos
de una ciudad “otra” que transcurre en las entrañas de la ciudad oficial.
A poco que nos acerquemos, la propuesta cumple con la
misión de cuestionar la disciplina, descarnándola y transportándonos nuevamente
a su origen. A ubicarnos –desnudos de certezas--, “en el frente” de la batalla,
sin las falsas seguridades cotidianas de las asignaturas aprendidas. Nos
instala allí donde “la fama es puro cuento”.[1]
Mirados en el espejo de situaciones extremas que
vivieron uruguayos no hace tanto tiempo y que siguen viviendo diariamente millones
de personas en el mundo, se produce el REBOOT al que esta nada inocente muestra
--aparentemente tan despojada--, nos somete.
Para quienes no tienen la oportunidad de visitar la
Exposición en Venecia, siempre resulta interesante la lectura del catálogo que
acompaña la muestra.
En esta oportunidad, particularmente disfrutable es la
calidad de los contenidos y la valoración agregada a las condiciones materiales
de la muestra.
En el se conjuga la riqueza intelectual de un siempre cautivante
Gabriel Galli, con la erudición de Roberto Fernández puesta al servicio del
relacionamiento con el pensamiento arquitectónico internacional, así como con la
capacidad de Marcelo Danza para convocar inteligentemente a compartir la
emoción encerrada en estas dos insospechadas lecciones de arquitectura.
Ángela Perdomo
[1]
Mi vieja viola. Tango 1932. música y letra
Humberto Correa
Más sobre la muestra se puede leer en este enlace.
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